Quiero dedicar este post a todas aquellas personas que alguna vez han visto una pelicula, leído un libro o escuchado una música que les haya hecho pensar que la felicidad se basa en las cosas pequeñas de la vida, ésas en las que casi no nos fijamos, pero que dan sentido a nuestra breve existencia.
Estos días he recordado, a propósito de los útiles costuriles que me regalaron en Reyes, que hace ya algún tiempo, allá por 1995, fuí al cine a ver una película normal, sin pretensiones, de ésas que nos gustan a las chicas de 15 años, edad que tenía yo por aquel entonces, pero que por algún motivo me acabó gustando bastante, no es que la película sea una obra maestra del cine, sin embargo, la forma en que un grupo de mujeres se reúne a hacer una colcha para la boda de la nieta de una de ellas, mientras cuentan su vida, me hizo pensar dos cosas, la primera que ya desde entonces no he podido alejarme mucho de las agujas, y la segunda, que es increíble cómo a pesar del paso del tiempo y de los cambios sociales que hemos vivido en el último siglo, sigue siendo fundamental reunirse con las amigas, la madre o las hermanas o con todas juntas a la vez para hacer lo mismo que hacían nuestras abuelas, estar con la gente que queremos utilizando como excusas el hilo y las agujas.
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